Eran las 9:00 de la mañana cuando, en mi tercera hora de dulce sueño, recibí la llamada, también dulce por contradictorio que parezca, de Sara Torres, profesional y actriz que lleva consigo, a aparte de una admirable trayectoria y una gran experiencia, una manta de luz que baña mi vida de buena energía cada vez que paso por su lado. Y así fue de nuevo. Faltó una persona al curso y pude asistir.
Rápidamente me intenté poner monísima, porque, ¡para qué vamos a engañarnos! ¿cuántas veces nos va a prestar atención un director o directora de casting durante más de dos minutos…? Había que estar preciosísima. Con la lagrimilla en el ojo, llegué y me dieron una separata. A mi alrededor, todos estudiando, ¡qué estrés!!
Menos mal que Laura tomó el centro de la sala y empezó a hacer las típicas preguntas para que nos demos cuenta de lo poco que amamos los medios donde vamos a trabajar.
Bajo esa ronda de preguntas, nos fuimos conociendo un poco, y a través de las anécdotas de Laura, fuimos vislumbrado que bajo ese carácter fuerte, que puede asustar, solo hay cosa, pasión.
No tengo ni idea de cómo serán los directores de casting ni sus cursos, pero con Laura hicimos de todo, estudiamos un poquito la fotogenia de cada uno, nos enseñó truquitos para favorecernos en cámara, trabajamos escenas, nos contó la prendas más adecuadas para ir a un casting: “Los rubios vestidos de rojo o amarillo parecen huevos con chorizo!” Jaja. Vimos cómo presentar un buen videobook, unas buenas fotos y como hablar a cámara.
Pero yo no me quedo solo con eso. Frente al concepto de Dios todopoderoso que tenemos de los DIRECTOOOREEES DE CAAASTING, encontré una mujer que, puedes ser, tenga un carácter fuerte a veces, y, a veces, sea un poco excéntrica…como había oído, pero cuando la conocí, dije: ¡Claro! ¡Porque es una artista! ¡Es una artista en todo lo que hace, en lo que piensa y en cómo ve la profesión! Y veo que detrás de un cargo, un nombre, una directora de casting, hay una actriz, que ama la interpretación y que intenta transimitir bajo cualquier contexto, el respeto y el cuidado que requiere. Una maestra también, que pretende traspasar su amor por su trabajo a sus alumnos, que defiende la interpretación como un trabajo absolutamente creativo y enriquecedor, que, desgraciadamente, ahora esté cayendo demasiado en convencionalismos, prisas y caras bonitas.
Pero eso no importa, porque los que llevan esa estrella en el pecho, esa marca de artista de verdad, seguirán arriesgando, apostando por trasmitir ese arte allá donde estén, en un escenario, frente a una cámara, en una oficina de casting, o cuidando niños en la India. Gracias a Laura por enseñarnos a apreciar esa estrella.
Conocerte es un placer.
Xana Sousa Gómez
(Sobre la Experiencia en el Taller de Casting con Laura Cepeda)
Alicia Pérez: "La interpretación es como una medicina que nos aporta experiencias siempre cambiantes, intensas y complacientes."
0 comentarios Publicado por wen* en 17:28Etiquetas: adolescentes, talleres
Me han pedido que escriba un texto para el blog.
Yo no soy muy de estas cosas, prefiero la pluma y el papel, y saber a quien se lo escribo, saber el destinatario final.
Curioso en un actor. Curioso en una profesión en que aspiras a no conocer a la persona a quien se destina tu trabajo. En trabajar para la mayor cantidad de desconocidos.
Acabo de salir de ver El Lector. Sé que es un ejercicio de clase y que lo comentaremos en su momento desde la óptica didáctica que corresponda.
Pero hoy soy espectador. Espectador afectado por la historia.
Evidentemente la película, las actuaciones, etc etc. son lo suficientemente buenas para que en la mente quede la historia.
Una historia con muchas lecturas.
Una historia con una lectura particular para cada uno.
Para mí.
Lo que queda de algo que se me ha clavado muy hondo. Es el recuerdo de la inocencia en una juventud en la que no es secreto lo que los demás hacen que lo sea. En que no está mal hecho lo que los demás creen que lo está.
Me recuerda que el pasado, a veces (o siempre) ha de dejarse en el pasado. No revisitarlo. Y si se revisita, mejor desde lejos, con alma de voyeur, de espectador, sin volver a actuarlo y sin escribir el ultimo acto de algo que ya acabó. Aunque no acabara.
La vergüenza es, a veces, más fuerte que el amor. Y la inconsciencia más importante que la sabiduría.
Al fin y al cabo, si miramos al fondo de la película, eliminando los nazis, los juicios, los errores y las convicciones, queda algo que todos hemos hecho.
Sobre todo los que hemos vivido.
O al menos, yo lo he vivido
¿Tú no?
Carlos Diez “Klaus”.-
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